Una vida lenta, efectiva y significativa
Una vida tranquila, efectiva y significativa. Lo más irónico de la vida moderna es que, mientras la tecnología inventa nuevos dispositivos para ahorrarnos tiempo, la humanidad está cada día más ocupada. Nuestras vidas son más aceleradas y agitadas que nunca. Obviamente, no tiene por qué ser así. Rebelémonos contra el ritmo frenético y bajemos el ritmo para disfrutar del mayor regalo de la humanidad: la vida. Una vida más pausada significa dedicar tiempo a disfrutar de las mañanas, en lugar de salir corriendo al trabajo con prisas. En vez de estar siempre conectados al móvil o al ordenador, tómate un tiempo para disfrutar de lo que haces, para apreciar la naturaleza, para centrarte de verdad en la persona con la que hablas o con la que pasas el tiempo. Siempre es mejor ser sabio que estar conectado. Empieza a centrarte en una sola tarea a la vez, en lugar de saltar entre multitud de tareas sin concentrarte en ninguna. Bajar el ritmo es una decisión consciente, y no siempre fácil, pero conduce a una mayor apreciación de la vida y a una mayor felicidad. Es una inversión tan maravillosa que nunca te arrepentirás. Aquí te explicamos cómo hacerlo.
- 1. Haz menos para obtener más
Es difícil bajar el ritmo cuando intentas hacer muchas cosas a la vez. En lugar de eso, elige conscientemente hacer menos, pero con plena consciencia. Céntrate en lo realmente importante, prioriza tu trabajo; lo que de verdad hay que hacer debe hacerse primero. Deja espacio entre tareas y citas para que puedas transcurrir tus días a un ritmo más pausado.
- 2. Estar presente
No basta con simplemente bajar el ritmo. Es necesario ser consciente de lo que estás haciendo en este preciso instante. Esto significa que, cuando te encuentres pensando en algo que debes hacer, en algo que ya sucedió o en algo que podría suceder, debes volver suavemente al presente. Concéntrate en lo que ocurre ahora mismo: en tus acciones, en tu entorno, en las personas que te rodean. Esto requiere práctica, pero vale la pena.
- 3. Desconectar
No estés siempre conectado. Si llevas contigo un teléfono inteligente u otro dispositivo móvil, apágalo. Lo mejor sería que aprendieras a dejarlo en casa siempre que sea posible. Si trabajas en una computadora la mayor parte del día, intenta desconectarte de vez en cuando para poder concentrarte en otras cosas importantes, aunque no sean urgentes. Estar siempre conectado significa estar expuesto a interrupciones, vivir constantemente estresado por la información que recibimos y depender de las exigencias de los demás. Es difícil bajar el ritmo cuando siempre estás revisando los mensajes nuevos.
- 4. Céntrate en las personas
Con demasiada frecuencia pasamos tiempo con amigos y familiares, o nos reunimos con compañeros de trabajo, pero no estamos realmente presentes. Hablamos, pero nos distraen los dispositivos. Puede que estemos físicamente presentes, pero nuestra mente está puesta en lo que tenemos que hacer. Escuchamos, pero en realidad pensamos en nosotros mismos y en lo que queremos decir. Nadie es inmune a esto, pero con un esfuerzo consciente podemos desconectar del mundo exterior y simplemente estar presentes con la persona que tenemos al lado. Esto significa que un poco de tiempo dedicado a la familia y los amigos puede ser muy valioso; una forma mucho más eficaz de aprovechar el tiempo. Significa que conectamos de verdad con las personas, en lugar de simplemente reunirnos con ellas.
- 5. Aprecia la naturaleza
Muchos pasamos la mayor parte del tiempo confinados en casa, en la oficina, en el coche o en el tren, y rara vez tenemos la oportunidad de realizar actividades al aire libre. Y a menudo, incluso cuando estamos fuera, estamos demasiado ocupados hablando por el móvil. En lugar de eso, tómate un tiempo para salir y observar la naturaleza, respirar profundamente aire fresco y disfrutar de la serenidad del agua y la vegetación. Haz ejercicio al aire libre siempre que puedas, o busca otras actividades al aire libre como paseos por la naturaleza, senderismo, natación, etc. Siente el agua, el viento y la tierra en tu piel. Intenta hacerlo a diario y notarás la diferencia.
- 6. Come más despacio
En lugar de engullir la comida lo más rápido posible —lo que lleva a comer en exceso y a no disfrutar de la comida—, aprende a comer despacio. Presta atención a cada bocado. Aprecia los sabores y las texturas. Comer despacio tiene el doble beneficio de saciarte con menos comida y, además, la comida sabe mejor. Te sugiero que aprendas a comer más alimentos naturales, con especias de calidad (en lugar de grasas, sal, azúcar y frituras para dar sabor).
- 7. Conduce más despacio
Conducir a alta velocidad es un hábito muy común en nuestro mundo acelerado, pero también es responsable de muchos accidentes de tráfico, estrés y un gran derroche de combustible. En cambio, acostúmbrese a conducir más despacio. Disfrute del paisaje. Convierta el viaje en un momento de tranquilidad para reflexionar sobre la vida y lo que le rodea. Conducir será más placentero y mucho más seguro. Además, ahorrará combustible.
- 8. Encuentra placer en cualquier cosa
Esto se relaciona con estar presente, pero va un paso más allá. Hagas lo que hagas, enfréntalo plenamente… aprecia cada aspecto y encuentra lo que te gusta. Por ejemplo, al lavar los platos, en lugar de hacerlo a toda prisa como una tarea aburrida que hay que terminar rápido, siente de verdad las sensaciones del agua, la espuma y los platos. Puede convertirse en una tarea muy agradable si aprendes a verla así. Lo mismo se aplica a otras tareas domésticas: lavar el coche, barrer, quitar el polvo, la colada… y, en realidad, a cualquier cosa que hagas. La vida puede ser mucho más placentera si adquieres este sencillo hábito.
- 9. Monotarea
Es justo lo contrario a la multitarea. Concéntrate en una cosa a la vez. Cuando sientas la necesidad de cambiar a otras tareas, haz una pausa, respira y vuelve a concentrarte. Leer más.
- 10. Respira
Cuando notes que te estás acelerando y estresando, haz una pausa y respira hondo. Respira un par de veces más. Siente cómo el aire entra en tu cuerpo y cómo el estrés sale. Al concentrarte plenamente en cada respiración, vuelves al presente y te tranquilizas. También es agradable respirar hondo un par de veces; hazlo ahora y verás a qué me refiero.
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