Yoga para mujeres:
“La enfermedad solo puede arraigarse en el cuerpo femenino cuando su energía Shakti se ve afectada y va en contra de los ritmos de la Madre Luna”: Maya Tiwari
Todos nos acercamos al yoga por diferentes razones. Buscamos aumentar la fuerza en nuestros músculos, la flexibilidad de nuestros tejidos, la comprensión espiritual y la sanación.
Como mujeres en las culturas occidentales, nos han inculcado la idea de que podemos hacerlo todo: criar una familia y llevar una casa, trabajar y ser amante, amiga, hermana e hija.
Trabajamos para cumplir con nuestras responsabilidades y la salud de nuestras familias, descuidando fácilmente nuestro propio bienestar y a menudo luchando por él.
A medida que practicamos yoga, pronto nos damos cuenta de que hemos tropezado con un camino que ofrece herramientas para encontrar el equilibrio, promoviendo una comprensión más profunda de nosotros mismos y de nuestras relaciones con todos y todo lo que nos rodea.
Como sistema integral, el yoga promueve la salud y, a través de nosotros, la salud de nuestras familias y de la propia Tierra. Existe abundante información sobre los beneficios de las asanas (posturas) y la meditación para la salud de la mujer.
El aumento de la circulación que se produce con las asanas y la meditación incrementa el flujo sanguíneo a todos los tejidos, células y canales del cuerpo. El aumento de la circulación elimina metabolitos y residuos de los tejidos, aportando oxígeno, vitaminas y minerales, proporcionando combustible, limpiando, curando y mejorando la función.
La práctica regular de yoga y la respiración profunda y relajada mantienen el flujo armonioso del prana a través de los nadis, o canales de energía, que fluyen dentro y alrededor de los músculos, órganos y tejidos.
Los nadis transportan el prana mientras circula por nuestro cuerpo. El flujo armonioso de prana, oxígeno y nutrientes es esencial para el buen funcionamiento de nuestro cuerpo y mente.
En toda la filosofía oriental encontramos imágenes de lo divino femenino. Ella representa imágenes de creatividad, nutrición y protección.
A veces feroces, siempre amorosas, las diosas del panteón oriental nos ofrecen una visión más completa de la esencia divina. Una visión más completa de nuestra esencia como mujeres y de la chispa divina que reside en nuestro interior.
En el yoga y el Ayurveda, recurrimos a Shakti, la energía femenina primordial, como eje central de la salud y el autocuidado de la mujer.
En su libro El poder sanador de las mujeres, Maya Tiwari sostiene:
Shakti contiene el ritmo y la memoria de la Conciencia Materna. Shakti se encuentra en su estado activo en el útero de cada especie femenina del universo.
Mediante la poderosa esencia de Shakti, las mujeres son designadas emisarias directas de la Madre Divina.”
Las asanas y diversas sadhanas, o prácticas que se encuentran en el Ayurveda y el Tantra Yoga, ayudan a fomentar la conciencia, la integración y la sanación a través del trabajo con la energía Shakti.
Las mujeres de todas las culturas antiguas se guían por los ritmos de la luna para orientar sus rutinas diarias. Nuestra conexión más evidente, pero de la que muchas estamos desconectadas, se encuentra en nuestro flujo menstrual.
En su estado más equilibrado, el ciclo menstrual de la mujer sigue un ritmo predecible, que refleja el movimiento de la luna, y se produce con suavidad y facilidad.
Ovulamos con la luna llena, un momento de luminosidad, jugosidad y energía, y menstruamos cuando la luna está oscura, su energía en su punto máximo opuesto, un momento para el descanso y la simplicidad, para la introspección.
El Saludo a la Luna, o Chandra Namaskar, es la vinyasa hermana del Saludo al Sol, Surya Namaskar. El Saludo a la Luna es refrescante, calmante, reparador y enraizante.
Puede utilizarse como ritual o sadhana, un suave recuerdo de nuestra conexión.
Cuando se practica desde la ovulación hasta la menstruación, el saludo a la luna facilita suavemente el flujo armonioso del prana y del aire en los canales y tejidos, aliviando los cólicos menstruales y los síntomas del síndrome premenstrual.
Practicada de forma lenta, suave y rítmica, alivia los sofocos de la menopausia y calma el sistema nervioso.
En mi práctica como médica naturópata e instructora de yoga, trabajo con mujeres de todas las edades que viven con molestias y enfermedades.
Como mujer y como ser humano, me he visto atrapada en ciclos de desequilibrio, dividida entre las exigencias y los deseos aparentemente interminables de la vida, buscando de alguna manera el equilibrio y la salud.
Basándome en la sabiduría de la medicina ayurvédica y el yoga, he guiado a otros y experimentado yo misma la magia de la simple adhesión a los ritmos de la tierra y la luna.
Asimismo, prácticas como el yoga, las hierbas y una nutrición adecuada han transformado nuestras experiencias colectivas e individuales como mujeres.
